El 28 y 29 de agosto Cartagena tuvo dos clases de calor: el del Caribe, que no perdona ni al turista más bronceado, y el del debate minero que reunió a empresarios, técnicos y autoridades en el Congreso Nacional de Minería. Hubo cifras, hubo discursos, hubo rankings y hasta un protocolo pionero contra la violencia de género. Pero, si usted no estuvo allá y quiere enterarse rápido de lo importante (sin tragarse las 12 ponencias completas), aquí va un resumen al estilo KPISOFT.
1. El lema: “Un futuro que nos pertenece a todos”
Sí, así de optimista. El congreso arrancó con esta frase que suena a comercial de televisión, pero que en clave minera quiere decir: o trabajamos juntos, o no habrá minería con futuro.
En la práctica, se habló de sostenibilidad, de biodiversidad y de la necesidad de que el sector deje de ser visto solo como un extractor de recursos.
2. Los minerales estratégicos, la nueva carta fuerte
La presidenta de la Agencia Nacional de Minería, Lina Franco, dejó un dato que conviene guardar: solo el 2,5 % del territorio colombiano está titulado para minería.
Eso significa que aún hay espacio para explorar (con permiso, claro) y que los minerales como cobre, oro o fosfatos son la base de la transición energética.
Traducción: sin minería, no hay paneles solares ni turbinas eólicas. Punto.
3. Lo que sí se firmó (y no quedó en aplauso)
Convenio entre alcaldes y mineros. Para que las regalías no se pierdan entre trámites y discursos, sino que lleguen a pavimentar calles y levantar colegios.
Protocolo contra la violencia de género. WIM Colombia y Cerro Matoso lanzaron la primera guía del sector para prevenir acoso y discriminación. Un hito en una industria donde la palabra “inclusión” suele quedarse corta.
4. El ranking de reputación
La famosa Brújula Minera volvió a medir quién cae bien en las comunidades:
- Drummond sigue en la cima
Cerrejón resbaló un poco.
Argos se subió al podio.
No es un ranking de producción, sino de confianza. Y en minería, ya se sabe, la licencia social vale tanto como la licencia ambiental.
5. La pregunta que quedó flotando
¿Es posible hablar de “minería con propósito” sin que suene a eslogan? El congreso intentó demostrar que sí. Se habló de innovación, de mejores relaciones con comunidades y de un sector que quiere ser parte de la solución climática, no del problema.
Los críticos dirán que aún falta. Pero lo cierto es que este lenguaje ya hace parte de la agenda, y eso no es poca cosa.
En resumen (para no dar más vueltas)
Cartagena tuvo calor, discursos y acuerdos.
La minería se está presentando como clave para el futuro energético del país.
Los convenios y protocolos marcan un cambio en la forma de trabajar.
Y los rankings nos recuerdan que la reputación se gana con hechos, no con slogans.
La conclusión: si la minería quiere que ese “futuro que nos pertenece a todos” no se quede en cartelera de congreso, tendrá que aterrizar en la operación diaria, en la mina, en la cantera y en la obra. Allí es donde de verdad se mide el impacto.